Un estudio de la Universidad de Waterloo (Canadá) analizó cómo los robots colaborativos o cobots podrían ser vulnerables al ciberespionaje. Estas máquinas, cada vez más presentes en cirugías y procesos industriales, funcionan con guiones preprogramados que minimizan la intervención humana. Pero esa regularidad en sus comunicaciones abre la puerta a que un atacante pasivo —sin descifrar los datos— pueda deducir acciones solo observando intervalos y ritmos en la red.
La investigación se realizó con un Kinova Gen3, un robot ligero usado en entornos académicos. Con 200 trazas de red y cuatro tipos de acciones, los expertos entrenaron un sistema de clasificación capaz de identificar la tarea ejecutada con hasta un 97 % de precisión, incluso con cifrado TLS activado. En hospitales, este escenario podría dar pistas sobre intervenciones quirúrgicas; en fábricas, sobre pasos de producción o procesos patentados.
Tomado de: https://mexicoindustry.com/
El caso subraya que la innovación en robótica avanza al mismo ritmo que la necesidad de blindar su seguridad. Los cobots representan un salto en productividad y seguridad laboral, pero también un nuevo frente de exposición digital. El reto, según los investigadores, es claro: desarrollo y protección deben avanzar juntos si se quiere un futuro de la robótica confiable y sostenible.
