El apagón afecta a quienes aún utilizan Windows 10 sin cumplir los requisitos para actualizar, lo que representa hasta el 42 % de los equipos en Europa, según estimaciones. Para migrar a Windows 11, los ordenadores deben tener un procesador posterior a 2018, tarjeta gráfica compatible con DirectX 12, al menos 4 GB de RAM y una plataforma de seguridad TPM 2.0. Aunque la actualización puede hacerse gratuitamente desde Windows Update, los dispositivos que no cumplan las condiciones deberán ser reemplazados o continuar con un sistema sin soporte, expuesto a ciberataques.
Entre las alternativas disponibles, algunos usuarios optan por mantener Windows 10 sin conexión a internet o instalar Linux, un sistema gratuito y de código abierto que permite realizar tareas cotidianas. No obstante, requiere adaptación, ya que su interfaz difiere de la de Microsoft. En cambio, adquirir un nuevo equipo con Windows 11 puede implicar un gasto promedio de 800 euros, aunque existen opciones más económicas.
Tomado de: https://www.theverge.com/
El final del soporte para Windows 10 también plantea un reto ambiental: millones de equipos quedarán obsoletos, generando residuos tecnológicos que contienen metales escasos y contaminantes. Mientras Europa gana tiempo con una prórroga hasta octubre de 2026, el resto del mundo ya enfrenta la decisión inmediata de actualizar, cambiar de sistema operativo o asumir los riesgos de mantener un software sin protección.
