El lema de la app es claro: “habla, graba y cobra”. Neon asegura que sus usuarios pueden ganar “cientos o incluso miles de dólares al año” al permitir que sus conversaciones se conviertan en material de entrenamiento para modelos de IA. El atractivo económico disparó su popularidad y, en pocos días, pasó de ser desconocida a ocupar los primeros lugares en la categoría de redes sociales de la App Store en Estados Unidos.
El sistema es simple pero polémico. La app paga 0,30 dólares por minuto si dos usuarios de Neon hablan entre sí, y 0,15 dólares cuando la llamada es con alguien externo, con un tope de 30 dólares diarios. Además, implementa un plan de referidos que otorga 30 dólares por cada nuevo usuario. Según sus políticas, las grabaciones siempre quedan en poder de la empresa, y si ambas partes usan Neon, el registro es doble.
El verdadero punto crítico está en los términos y condiciones. Al aceptar la inscripción, los usuarios ceden a Neon una licencia “mundial, exclusiva, irrevocable y transferible” sobre todo el material grabado, lo que permite a la compañía vender, modificar, distribuir o generar contenidos derivados sin límite de tiempo ni obligación de informar. Además, el documento advierte que varias funciones aún están en fase beta, eximiendo a la empresa de responsabilidad ante fallos.
El caso de Neon reabre el debate sobre cuánto vale la intimidad en la era de la IA y hasta qué punto los usuarios están dispuestos a entregar datos tan sensibles como sus llamadas personales a cambio de dinero. Expertos en ciberseguridad ya la catalogan como un “desastre de privacidad”, mientras Apple enfrenta críticas por no haber bloqueado antes su ascenso en la tienda oficial.
